Si alguna vez has visitado la Capilla Sixtina en el Vaticano, habrás escuchado a los guardias decir cada pocos minutos: ¡No foto! ¡No cámaras!«

Hay letreros en todas partes que prohíben tanto la fotografía como el video, y el personal lo hace cumplir rigurosamente.

Os hemos preguntado por Instagram y nos habéis contado que algunos sí que habéis hecho fotos de la Capilla a escondidas. Y como vosotros y vosotras, seguramente algunas de las 6 millones de personas que visitan la Capilla cada año. La mayoría de la gente piensa que se trata de limitar el daño causado por la fotografía con flash. Pero, la realidad parece ser otra.

En 1980, el Vaticano decidió que era hora de emprender una restauración integral de la Capilla Sixtina y del arte de Miguel Ángel en particular. Fue un proyecto enorme que duraría unos 14 años.

El presupuesto era tan elevado que el Vaticano se vio obligado a buscar financiación externa. Así que dejaron que las empresas pujasen por el acceso.

La empresa ganadora fuede Nippon Television Network Corporation of Japan (NTV). Ofrecieron $3 millones (que luego aumentaron a $4.2 millones) y nadie pudo igualarlos. De hecho, al principio, el trato fue ridiculizado por muchos. Parecía un dinero irrecuperable para la empresa japonesa.

Sin embargo, a cambio de financiar el proyecto, Nippon TV obtuvo los derechos exclusivos de todas las fotografías y videos relacionados con la restauración. Es decir, el proceso de restauración en sí y todo el arte restaurado final. Un fotógrafo llamado Takashi Okamura recibió el encargo y se dedicó a grabarlo todo.
No se permitieron otros fotógrafos.

Cuando Nippon TV comenzó a compartir las fotos de alta resolución que mostraban los procesos detallados que se llevaban a cabo detrás del andamio, las otras empresas dejaron de reírse. Las fotos eran espectaculares.

Desde que hizo el trato, Nippon TV ha realizado más de una docena de documentales, incluidos algunos en inglés. Aunque NTV nunca ha anunciado si obtuvieron algún beneficio, parecía que habían hecho un buen trato.

Como se informó en el New York Times, el acuerdo solo duró el período de restauración de cada sección y los tres años posteriores a su finalización. La fase final («el Juicio Final») terminó en 1994. Los derechos exclusivos de NTV terminaron en 1997.

Una vez que terminó el período de exclusividad, los funcionarios del Vaticano decidieron mantener la prohibición. ¿Por qué?

En los populares meses de verano, alrededor de 30.000 personas visitan la capilla todos los días. La temperatura puede alcanzar los 40 grados y eso puede provocar problemas de seguridad. Únicamente la Capilla Sixtina tiene aire acondicionado y se afirma que al menos 10 visitantes se desmayan al día mientras hacen cola para entrar.

Como atestiguará cualquiera que haya estado en una galería que permite la fotografía, las personas que hacen fotos se ponen en medio del camino y bloquean las zonas de paso. Con tantos visitantes, tiene sentido mantener a la gente en movimiento continuo.

La principal razón por la que la gente piensa que hay una prohibición se debe al daño que la fotografía con flash le hace al arte a lo largo del tiempo. Esto es bastante cierto. Si bien es bastante fácil apagar un flash, hay una cantidad sorprendente de personas que ‘olvidan’ quitar el flash (aunque un flash no haría ninguna diferencia real para la foto en una habitación de ese tamaño)

Pero la mera presencia de tanta gente trae otros problemas que dañan el arte. Antonio Paolucci, director de los Museos Vaticanos, dijo en un artículo en el periódico vaticano:

“La presión provocada por los seres humanos como el polvo introducido, la humedad de los cuerpos, el dióxido de carbono producido por la transpiración pueden causar posibles daños a las pinturas”.

Hay deshumidificadores, filtros y controles de clima en la capilla, sin embargo el número creciente de visitantes es una de las cosas qué más problema tienen de gestionar y permitir la fotografía exacerbaría el asunto…

¿Qué os parece? ¿Conocíais el origen de esta prohibición?

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